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Almas de Piedra
Cual si fuera un vivac o un campamento de altura, o incluso una mochila de travesía, en «Almas de piedra» se entremezclan la vida y la muerte, la alegría y el llanto, el drama y la esperanza, el retrato y el esperpento, todo con el hilo conductor de la montaña y los que a ella van y los que de ella vuelven. Montañeros o montañistas, alpinistas, andinistas, senderistas, ochomilistas, himalayistas o simples pisapraos... Todos con el alma atrapada por las piedras de esas montañas amadas, adoptadas, convertidas en partes de su ser, dotadas de alma por el impulso de su pasión, almas de piedra, almas de piedra tierna, capaces tanto de hacernos reír como de hacernos llorar, pero siempre empeñadas en hacernos amar.
