Si nos dejamos guiar por los temas anteriores nada parece apuntar a que los autores de estas dinámicas escenas de caza y guerra sean pacíficos y comedidos agricultores ¿qué es lo que nos hace llegar a esa conclusión?
Lo primero sería desmontar el estereotipo. La vida rural y agrícola, bucólica y feliz, no deja de ser un lugar común, que tiene en Virgilio sus mayores argumentos, pero que dista mucho de la realidad. Las tropas de Alejandro estaban formadas básicamente por agricultores, que en primavera debían regresar a Macedonia para ayudar en la recolección; y de los campos del Lacio es de donde se nutrían las legiones romanas. La vida agrícola, y más en la Antigüedad, es una vida dura que produce hombres duros, acostumbrados a defender lo suyo y que no le hacen ascos a usar las armas contra las amenzas, sean de cuatro o dos patas.
También es necesario recordar que este es un debate abierto, y que no todos los investigadores aceptan la cronología neolítica de este arte. Un sector importante de la investigación apuesta por enraizarlo en el paleolítico, y situarlo en esa época intermedia, de transición, hace unos ocho o nueve mil años, que llamamos Epipaleolítico.