BALMENHORN

Pero sin ninguna duda, lo que mejor demuestra la homogeneidad del Gravetiense son las mal llamadas "Venus Gravetienses", de las que esta, la de Willendorf es la más famosa.
Digo mal llamadas porque no tenemos indicios de que sean diosas ni representen diosas, ni que constituyan un canon de belleza (otra vez nuestros malditos prejuicios), por tanto no es correcto llamarlas "Venus", para nosotros serán "Damas", grandes Damas de la Prehistoria

Es probable que las Damas de la Prehistoria estuvieran repartidas por todo el territorio gravetiense, pero las que hemos encontrado se concentran en solo cuatro núcleos: el Pirináico, el Italiano, el Danubiano y el Siberiano.

Uno de los vacíos más sorprendentes es que no hay ninguna en la Península Ibérica. Jean Clottes, uno de los mayores especialistas en arte prehistórico, dice que cuando se muera lo primero que va a hacer es buscar un gravetiense y preguntarle por qué no hay Damas en la Península Ibérica.

Damas de Lespugue (Francia, izquierda) y Dolni Vestonice (Chequia, derecha)

No solo se parecen, sino que siguen unas proporciones idénticas.

Se pueden diferenciar dos modelos básicos de estatuillas de Damas. Estas son de las que podemos denominar como "rechonchas".

Y también siguen un patrón de proporciones.

Estas, por el contrario, siguen un esquema rectangular y son más estilizadas.

Las más bellas y espectaculares son las del núcleo italiano, conocidas como las Damas de Grimaldi, algunas talladas en piedras semipreciosas.
Encontramos esquema rectangular, esquema romboidal, detalles de atuendo y, quizás, algunas representen un embarazo avanzado.

También encontramos Damas sobre las paredes, no solo como figurillas.

¿Podemos sacar alguna conclusión de este espectacular catálogo artístico?

Algunos piensan que sí, por ejemplo Johan Jacob Bachofen, un abogado suizo aficionado a la arqueología que en 1861 publico «El matriarcado: una investigación sobre el carácter religioso y jurídico del matriarcado en el mundo antiguo». (1861)

La tesis de Bachoffen se basa en la falta de estructuras familiares en la prehistoria, las mujeres viven en la promiscuidad, de donde deriva la matrilinealidad (mater certus, pater incertus) que conduce al matriarcado. Darwin está de acuerdo en lo de la promiscuidad de nuestras más lejanas antepasadas tal y como explica en «El origen del hombre y la selección en relación al sexo», publicado en 1870.