Por tanto, lo que vamos vislumbrando es un panorama nada sencillo donde el arte parece cumplir diversos papeles. Puede que tenga un sentido sagrado en los amuletos, quizá sea simplemente decorativo como en las varillas de isturitz o en los huesos grabados o puede que tuviera carácter propiciatorio y mágico si pensamos en los propulsores. Incluso un elemento a primera vista único, como las Damas gravetienses, es probable que cumpla diversas funciones que no somos capaces de precisar con seguridad.
Este panorama aun se complica más cuando abordamos el arte rupestre, el arte pintado en las paredes, ya que en él carecemos de la información que nos brinda el soporte, el contexto se vuelve mucho más difuso y nuestra ignorancia se multiplica.
En las paredes de las cuevas, lo que nos encontramos sobre todo son animales, paredes y paredes llenas de animales, por ejemplo, esta espectacular sala de Cosquer, en la costa mediterránea, cerca de Marsella, donde podemos ver medusas en la pared de la izquierda y caballos al fondo.