Juan Cruz, escritor y, durante varios años, director de la editorial de Alfaguara, dice que la materia prima de los libros es la persona humana, con todas esas cualidades que la diferencian de una mesa: la desolación, la bondad, la tristeza, la felicidad, el desamor... En esa lista de cualidades humanas no puede faltar, por supuesto, la nostalgia de la infancia. El fin de la infancia nos pilla siempre con la guardia baja y pronto anhelamos regresar a ese mundo en el que nos creíamos capitanes de nuestro destino... y qué mejor que el recuerdo de aquellas sopas de estrellitas, Gallina Blanca o Knorr, que nuestra abuela siempre tenía a mano. También afirma Juan Cruz, sin solución de continuidad, que los escritores son egocéntricos, egoístas y ególatras. No es muy original, Georges Orwell, el autor de "1984" dice que todos los escritores son vanidosos, egocéntricos y vagos; y el famoso "ego de escritor" es un lugar común al mencionar a muchos autores. Cruz, sin embargo, no lo considera un defecto, ¡al contrario!, piensa que es gracias a esa naturaleza egoísta que alguien es capaz del enorme esfuerzo que significa sentarse delante de un teclado para contar una historia. Así que, si el título del taller debe ir de "egos" y "estrellas", "El escritor que soñaba con sopa de estrellitas" parece bastante oportuno.
